Ir al contenido principal

Entradas

Doulos

Inmerso en Ella, encadenado a sus refugios, Así sabe mi vida, sin afanes de escapar, Como si mis razones no fueran de humana lógica, Pero siendo Ella más petrea y sin naufragios. Aferrado a Ella, sin temer al padre de mentiras, Como sin otros horizontes, así de sencillo, Con una sola roca, un surco indeleble, Un sendero cuya luz no enceguece ni da miedo. Encadenado a Ella, sin libertades tenebrosas, Carente de verdades de cartón, a las que no temo, Como errante en un mundo de ilusiones, Pero sin poder librarme de Su potente Luz. Esclavo soy, y ya no puedo escapar, Si en la eternidad sus cuerdas me fueron a buscar, Esclavo por elección de quién me amó, y me cubrió, Para entrar y vivir en su Reino, y ser Libre… 
Entradas recientes

Calma

Contemplarte a Tí es es abismal belleza, Como un lienzo de bondades pintadas en el cielo, Como si mi iris se hiciera infinito Y se llenara de las auroras de mil amaneceres. Despertar a Tu Gracia es sentir un abrazo, Que de pronto me estremece en mis debilidades, Es como ser frágil y volverse de acero, Cuando el adversario procura avergonzarme. Anochecer y de pronto llorar en mi lecho, No ha de ser desconsuelo si medito en tus cartas, Si te espero en silencio y te veo en batallas, Para convertir en calmo sequedal el turbión. ¿Has de enjugar mis lágrimas si no llorara? ¿Podría ser tu amigo sin compartir mi pan? La mesa está servida en mi humilde tienda, Y te espero con rescoldos y con añejos vinos. Llegas a mi morada y te diviso de lejos, Y te veo en la penumbra de mis muchos temores, Pero te acercas con libros llenos de promesas, Y me dices no temas razonemos y cantemos. Y cuando contemplo tu afecto de Padre bueno, Y veo mi ignorancia de tus tantas bondades, Caigo de rodillas por ser ta

Anhelos y Consuelos

Cuando caminé lento vi Tu mirada, Al respirar hondo y querer emprender vuelo, Cuando mis ojos lloraban de rodillas, Y mi pecho te llamaba a gritos. Cuando sin entender idiomas te llamaba, Vi tu comprensión de Padre en mi cama, Cuando se empobrecía mi fe y mi espíritu, Vi en mi velador tus bienaventuranzas. Cuando en aflicción tuve que dormir sedado, Sintiendo las piedras de los que no son débiles, Fue tu voz que me arrulló en mi cuna, Como canción que dice “no temas”. Cuando anhelé ser gloria para tu nombre, Y me frustré por mi mente de papel frío, Vi despojarte de tan preciada túnica, Para abrigarme y decirme “te amo”. Cuan pobre es mi espíritu y continuo mi llanto, Cuando de ansiedades te llamo y te espero, Pero me sostienes y guías aun en las sombras, Como fuerte roca y bendita lámpara. Si he de conocerte más ese es mi anhelo, Contemplar sin velos tu asombrosa gracia, Embriagarme de gozo en tus viñedos, Al irse la noche y ver brillar tu rostro.

Semejanza

Hoy te vi en visiones y quedé perplejo, Caí como muerto y tembló mi carne, Siendo que te vi sólo en semejanza humana, Cuando tu deidad aún me estaba velada. Fuego, llama eterna de celeste trono, ¿Quién podrá mirarte y no desfallecer? Si consumes el lagar que pisa tu pie, Como carbón que quema mis labios. Resplandor de luz, candela divina, Que perdura por siglos y no se consume, No hay en Tí tinieblas ni iniquidades, Es tu luz eterna de deidad increada. Bronce refulgente, fuerte y brillante, Como carros y escudos que se alistan a la guerra, Así es tu aspecto en visiones humanas, Como victoriosa espada invicta. Son mis visiones sólo semejanzas, No puedo describir a un ser tan temible, Se desploman mis huesos y sufren mis entrañas, Cuando veo Su Trono y Su extendida Diestra. ¿Quién podrá soporta tan terrible gloria? ¿Quién estará de pié en tan santa morada? ¿Podré ser tan justo y aún estar con vida? Si vestido de vileza el fuego me consume. Pero siendo tu gloria tan aterradora, De pronto

Consuelos

Como el Buho de las soledades vivo mis quebrantos, Como si mis infimas fragilidades se hicieran gigantes, Me arrodillo y tus ríos inundan mi pecho, Cuando de agonías y esperanzas se nutre mi rezo. Son años de mirarte en la penumbra de mis debilidades, Como atisbando el brillo de tu cetro soberano, Como si la vida remontara alados vuelos, Y mis ansiedades pesaran más que tus promesas. Así de tenue pareciera ser mi confianza, Como si de esperar ansias me faltara un respiro, Si caminar ayer fue tan duro y lento, Al levantar mi cabeza miro tus ojos y duermo. Hoy escribo dolores y escribo al sediento, Porque en dolores se divisan mejores sueños, Si al escuchar el alma del que no tiene consuelo, He de mojar mi pan con sus lágrimas en su mesa. No he de comprender a Dios si no lo amo, Si no miro y escucho el gemir de sus clamores, No he de comprender al que siendo de Su reino, Trabaja en prisiones para abrazar al enfermo. Pero este lamento no ha de ser tormento, Porque no termina en dolores un

Supiros

Se ha esfumado el afán de mi labor, Y de suspiros ha llegado la noche, Es que ni uno de ellos te está velado, Y como un dolor de antaño sube a Ti. ¿Será mi lágrima como mirra ante Ti? ¿Podrán mis dolores serte de incienso? ¿Mirarás con agrado mi confianza? ¿dejaras en desolación el sequedal? Ha llegado la noche y miro tu diestra, Y encuentro en ella un Dios hombre, Es que no pudiera llegar a Tu seno, Si en mis fríos harapos no me abrigara. ¿Puedo estar delante de Ti aun de rodillas? ¿Tengo alguna esperanza de escapar de tu ira? Si en mis suspiros me viste débil ¿Cómo podría escapar de la muerte? Pero mis anhelos no te son ocultos, Y ni aun mis iniquidades no desconociste, Si extendiendo tu cetro me miraste, Fue para amarme, sostenerme y sanarme. ¿Puede un miserable ser tu esclavo? ¿Podría un débil empuñar tu espada? Pero es Tu Ángel eterno que me sostiene, Para ser tu templo… morada tuya.

Dolor de Apatías

Hoy voy a ser duro para amarte, Quisiera llagar tu pétrea indiferencia, Con heridas insanables de amores, Para volver de carne tu iris. Te entregaste a vanas luciérnagas, Te sedujo el reino de un príncipe tirano, Te fuiste a sus orfebres a moldear tus cantos, Y los trajiste a mi altar profanamente. Con amor te vi, pero dolor fue tu incensario, Con gracia te llamé, pero estabas ausente, De mañana pude soportar tu ofrenda, Pero llegó la noche y no me amabas. ¿Puede ser grato lo que nació en las tinieblas? ¿Puede ser amor sólo repetir mi nombre? Lloro, grito, te muestro mis cartas olvidadas, Pero el desprecio es punzante y me hiere. Fastidio de baales, ya no puedo soportarlo, Desvío mi mirada, pero soy omnisciente, ¡Hay si pudieras admirar mi bellos escritos! Pero te atraen las cuerdas de un príncipe maldito. ¡Ay si supieras que te amé en lo eterno! ¡Ay si supieras que te compré con zafiros! Como he de decirte que estoy a tu diestra, Pero te encandilan las luces de mi oponente. Fastidio,