La Ventana

No tengo razones para amarte sería muy egoísta tenerlas Y cuando pienso que te amo no comprendo los porqué de este amor. Te amo porque... no tengo razones pero menos razones tienes Tú, es que tu amor es inmenso y no cabe en los debates de las causalidades. Es que Tu amor está en los límites de lo eterno, donde nunca podría llegar mi razón, Y mi amor pequeño nace de Ti, es por ello que no tiene razones lógicas de ser. Te amo demasiado... pero mucho menos que Tú a mi, Te amo ciegamente, pero con entera confianza, Te amo sin razones... sin intereses, Y Tú me amas... y yo no sé porqué me amas.

Te extraño cómo si ya nos conociéramos y te deseo antes de probar tu dulzura, cuando las fantasías de mis ilusiones, se vuelven agonías de no tenerte. Pero te extrañaré sólo por dos soledades, cuando éste tiempo deje de existir, y nos cubran las noches estrelladas, entre las caricias de la arena. Hace un tiempo te soñé en mis brazos, y luego quise alar en el olvido, pero fue imposible huir sólo con un ala, estando ya prisionero de tu belleza. Te extraño desde que te sueño, desde que te dejé pasar en la noche, pero te buscaré entre mil rostros, hasta tenerte conmigo y volar juntos.

Si volviera a existir, si fuera posible, Si pudiera olvidar los años que he cruzado, Sería un niño libre con infancia eterna, Sería más frívolo y menos serio. Ya no me esforzaría por ser bueno, Y no me sonrojaría por reír, Sería un ala viajera, un despistado, Distante de las cárceles de hoy. Si pudiera regresar algunos años, Si volviera al comienzo de mi viaje, No me sentaría con los traidores, Me dedicaría a amar con más infinitud. Pero como conocer quién es mi amigo, Y volver a emprender el viaje, Si cuándo grito por una lumbrera, Me ahoga el silencio y la noche. Hoy… hoy siento un rocío en mi alma, Que brota de mis ojos al pensarte, Que moja la aridez de mi carne, Que sufre por volver el tiempo atrás.

Un día y mil años esperándote Con un suspiro alado en la carne Sabiéndote cercano… pero invisible Con una lagrima que no puede volar. Te espero en la media tarde, cuando todos duermen, O cuando todos juegan y ríen, Te espero en la ausencia de un abrazo Cuando el pozo se hace profundo. Cuándo vendré y me levantaré a reposar, Y levantaré un grito de victoria, Cuándo se rasgará el acero enemigo Y se disipará como humo mi aflicción. Te espero hace ocho inviernos, Espero que vuelvas antes de decir adiós, No te tardes que yo soy sólo una flor Y no aguantaría el hielo de la soledad.

Amor que no alcanza para odiar y que no cruza las cercas del olvido, Amor que no se puede contar, que escapa a los límites de las matemáticas. Es el amor que jamas pude hallar pero que al ser inmenso me alcanzó a mi Y al estar yo en las lejanías del temor Me ató con cuerdas y me atrajo a sí. Amor que no se puede escribir que me deja sin letras... sin vocablos, Que se escapa de todos los idiomas, Amor... eres Tú amor... no hay otro. Como pudiera decir lo que eres, Si me prestaras un momento tus diccionarios, Si me enseñaras a leer en tus idiomas, pero yo soy un niño y sólo me dejaré amar.

No sé qué haría... se derretiría mi aliento,  y no sé que pensaría... si lograra pensar en otra cosa,  Si en un momento apareces Tú,  Ese instante sería eternidad acelerada.  No podría imaginar siendo aun de barro,  sin tener que quebrarme en ínfimos pedazos,  como se hace cenizas la leña en el fuego,  Estando Tu mirada cerca de mi rostro.  Y no sé qué harías Tú... que juego inventarías,  Capaz me enseñarías a crear colores, luminarias,  O me dejarías montar en muchas galaxias,  No sé si escucharía tu voz... o me ensordecería Tu amor.  Es que te espero a cada segundo... en cada centésima,  Como quien cuenta granos de trigo,  Y como alguien que experimenta ausencias,  Te espero en cada letra para decirte te quiero. 

Es verdad que Tu amor es eterno  Como lo es mi vida en tus manos  y es cierto que lo que parecen sólo sueños  son realidades creadas por Ti.  Por ello te espero en la noche  y por la mañana despierto amándote  porque la Fe que sembraste en mi corazón de tierra  Perdura por la fuerza de tus letras.  Quién es ese que me amedrenta  con grandes escudos de papel  con lanzas de mentiras disfrazas  de verdades irreales de temor.  Y quién soy yo para temer  Si en tus palacios de oro estoy seguro  como un niño en los brazos de un padre  que es ignorante de abandonos.  Con esperanza escribo... y con algo de Fe  es que no puedo presumir de montañas,   pero tu amor por mi es tan gigante,  que lo cubre todo... aun mis debilidades.

Maestro, extraño tu mirada El eco de tu sonrisa en la noche, Cuando se hacen largos los momentos, Y el rayo que se cuela por mis ventanas se tarda. Maestro, extraño tu presencia El estremecer de tu toque en mis brazos, Cuando tu abrazo me sustenta, Y tu vos me hace sentir seguro .Carpintero, extraño el golpear de tu martillo En mi pecho quebrajado de dolores, Que resiste la opresión de los intrusos, No dejes de trabajar Señor en mi madera. Todo me hace sentirte distante, El silencio, las sombras y las burlas, Pero en realidad estoy apegado a Ti, Con amor me cuidas... no temeré al mal.

Cuando quiero llorar mis labios te alaban y quieren tocar una canción alegre, Cuando mi alma se entristece y desespera Mi espíritu me hace pensar en Ti. Quiero que escuches hoy una canción, Es única porque sale de mi, y yo soy único, Es bella porque refleja Tu presencia Y porque me hace recordar Tu mirada. Te amo, te amo. con amor de hijo, Te anhelo y te deseo Maestro de la vida, Escucha los matices de mi canto, Con notas de música de ángeles.