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Mostrando entradas de octubre, 2021

Dolor de Apatías

Hoy voy a ser duro para amarte, Quisiera llagar tu pétrea indiferencia, Con heridas insanables de amores, Para volver de carne tu iris. Te entregaste a vanas luciérnagas, Te sedujo el reino de un príncipe tirano, Te fuiste a sus orfebres a moldear tus cantos, Y los trajiste a mi altar profanamente. Con amor te vi, pero dolor fue tu incensario, Con gracia te llamé, pero estabas ausente, De mañana pude soportar tu ofrenda, Pero llegó la noche y no me amabas. ¿Puede ser grato lo que nació en las tinieblas? ¿Puede ser amor sólo repetir mi nombre? Lloro, grito, te muestro mis cartas olvidadas, Pero el desprecio es punzante y me hiere. Fastidio de baales, ya no puedo soportarlo, Desvío mi mirada, pero soy omnisciente, ¡Hay si pudieras admirar mi bellos escritos! Pero te atraen las cuerdas de un príncipe maldito. ¡Ay si supieras que te amé en lo eterno! ¡Ay si supieras que te compré con zafiros! Como he de decirte que estoy a tu diestra, Pero te encandilan las luces de mi oponente. Fastidio,

Frivolidad

  Como el dolor enfrente de un payaso, Y el vació hueco de muchas palabras, Así es el hielo frívolo del que no escucha, Y no seca una lágrima y no reza un suspiro. Como muertas marionetas que ríen inertes, Sin el alma que arrulla la sed del náufrago, Así es la medida de la indiferencia, Sin sentidos, sin sentido y sin consuelos. ¿He de detestar la frivolidad bulliciosa? ¿Puedo ser silente ante su desfachatez? Si frente al dolor no tiene reparos, ¿Qué puede pretender de un corazón de carne? Frivolidad   superflua llena de espejismos, Con luces de colores y refranes de humo, ¿Qué alma doliente puede admirarte? Si en la aflicción silente fuiste ausente. ¿Puedo bailar tu danza frente al enfermo? ¿Puedo ser compañero en tu irreverencia? Frivolidad superflua, sutil engañadora, No quieras ser mi amiga porque no lo quiero. Pero de miradas frívolas sería mi canto, Si no atisbara un verso al rostro que espera, Pues he de entender razones frente al que sufre, Y he de enmudecer ante el lloro del s

Día Uno

  Han pasado siglos desde que te habías ido, Pero nos dejaste la candela de tu Espíritu, Fueron días sufridos en campo enemigo, Pero ya se fue el turbión y has vencido. Parece que fue ayer que me estremeció tu sangre, Y sólo hace unos instantes el dolor de tus mártires, Pero encadenado en abismos fue nuestro adversario, Porque mil años serán sólo contigo. Si ha de levantarse el dragón al final de estos días, Sólo será para vergüenza y terrible juicio, Y se unirán los rebeldes de la simiente impía, Sólo para mostrar Tu victoria y tu poderoso cetro. Majestad, belleza absoluta, trono de Verdad, No he de imaginar el primer día de este milenio, Cuando al recordar dragones, bestias e hipócritas, Me estremecerá tu pureza y tu justicia. Sólo un primer día… felicidad infinita, Riendo y bailando como en un sueño, Habrán llegados los tiempos de la vendimia, Y resonarán tambores y nos embriagaremos. ¿Podré llorar de alegría si enjugaste mi lagrima? ¿Podré decirte amigo siendo Tú mi Rey? ¿Seremos t