En la noche que temo me recuerdas Tu gracia, Pero se angosta mi pecho y se turba mi sueño; Como si tu rostro me fuera tan distante, Aun siendo que compartiste mi pan en la mesa. Y en la noche que temo aún me sustentas, Como si mis miedos no te dieran prisa, Y es que siento tus manos labrando mi tierra, Y al momento atisbo la luz del día. He construidos castillos, fortalezas de arena, Que se cierran al paso de mis desalientos, Pero abro tus páginas y entro en tus atrios, Y de pronto encuentro tu paz en la roca. De pronto me sobresalto, y me ahogan las olas, Se debilitan mis alas cuando no te veo, Quisiera volar y escapar hasta el faro, Pero me debilitas más y no lo entiendo. Pienso en mi y se desvanece mi fuerza, Busco en mi interior y veo turbulencias, Pero vislumbro tus ojos y vuelvo a la vida, No escapé cual ave pero me sustentó Tu Ángel. ¿De quién he de temer si está Tu gracia? ¿Porque he de desmayar si he visto Tu rostro? De
Tinta de corazón... letras esculpidas en el alma