La Ventana

En viaje con ansias de llegar Mi mente recorre rostros, recuerda miradas, Suburbios de ciudad enloquecida, Caminos de tierra con olor a canela. Siento que se confunde mi alma con un ala en la periferia del desacierto, pero el viaje no es en soledad, y eso me hace estar latiendo. De pronto me estremecen las caras, me recuerdan personajes olvidados, Me asustan y luego me conmueven, con el corazón llagado sigo en viaje. Los rostros, las miradas, las poses, los caminos, Todos de golpe, todo es abrumador, hasta que me enceguece el sol y no logro vislumbrar mi hora de llegada. En andenes antiguos se detiene mi mirada, como esperando a alguien en la noche, Mientras mi viaje sigue en la urbe Mi ser se detiene porque te espera.

Camioncito verdulero Con tus rueditas de lata Grita tu silencio Que se escuche en las calles. Con bocina de papel y billetes de juguete Esconde tu soledad En el patio de la casa. Corre en busca de amigos Ven a vender tu sonrisa Por un abrazo cálido Comparte tu alegría. Camioncito de la infancia de la niñez distante Tráeme tus sueños Déjame tu ruido para dormirme en la noche.

Hoy vuelvo a escribir, cara a cara al silencio, el fantasma cósmico que apaga los sonidos, que abruma el alma y estremece los ojos, cuando miran húmedos el anochecer. Me sorprende no oír ya las voces chillonas, que en la lejanía del tiempo me irritaban, ya no atisbo los rostros mutilados, de ojos y de sonrisas sinceras. Que me a pasado en la soledad del tiempo, que no encuentro tu mirada en mi pluma, que se desvanecen mis labios si quieren llamarte, para pedirte unas letras de consuelo.