Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de 2019

Glorias

Angustias, con aroma a tiempo, Soles que juegan a la escondida, Anocheceres bañados en rocío, Como mirando el cielo sin estrellas. Si he de extrañar dolores me adelantaría al tiempo, Y jugaría a pintar ventanas en el cielo, Cuando en la penumbra cierro los ojos, Y suspiro caminando desiertos. Cielos, soles que no son soles, Anocheceres en calma y en naufragios, Como si me ahogara el silencio en tantos truenos, Así va mi humanidad, aferrada a mi carne. Pero de angustias no está hecho mi espíritu, Si por imaginación así lo creyera, Es que no existen dolores en lo eterno, Y es tan vívido el cielo en la penumbra. Con dolores y gozo se labra mi gloria, Como si pelearan a duelo por mi carne, Para verme incorrupto y firme, Angustias, suspiros, silencios y tiempo.

Costanera Norte

Azul de cielo y gris de soledad Cae la tarde de marzo,   Se encienden mil luciérnagas, Y una lagrima atiza el dolor. Se fue la luna, nacieron estrellas, Y el frío me abraza el alma, Como deshielo de glaciares, Como si me peleara el Sol. Camino lento, observo seres, Miro al horizonte y me quiebro, Sólo un pobre riachuelo canta, La gente duerme, el Sol no. En la lejanía de la gran Urbe, En la intimidad de las cumbres, Sapos cantores se asoman a mi puerta, Rostros lejanos cubren mis murales. Costanera hermosa y solitaria, Pájaros bandidos y generosos, Es la música que baila mi sangre, Cuando espero en mi mesa un amigo. Se estremece mi torax y mi mente, Cuando leo las cartas de los Santos, Se agalopan caballos en mi espíritu, Y lloro y pregunto y me aquieto. De olvidos no está hecha mi carne, De suspiros mi mesa se ha llenado, Vuelvo al camino, vuelvo al hogar, Cierro la puerta, me quiebro y rezo.

Resurrección

Ser debilidad y despertar a la gloria Existir infimo y luego infinito Como viéndolo de lejos, y mirarte a los ojos, Es la lumbre de tu diestra, sin sol ni sombras. Los años pasaron, la soledad murió, Se acercó la distancia y dejé de soñar, Me volví otra carne, sin espinas de ajenjos, Me estremecí de gozo, no perdí mi humanidad. ¿He de buscar amigos otra vez? ¿He de mirar paisajes y volverme nostalgia? ¿Comprenderá mi espíritu lo que dejó de ser? Me volveré incorruptible, luego de mi fragilidad. En el sonido del viento se estremecerá mi carne, Se recrearán los huesos que has abatido, Seré como un niño que no sabe de caminos, Cantaré una danza como rozando ángeles. Yo tan humano, Tú tan humano y divino, Seremos tan inertes, con Tú inmutable, Abrazando a millones, seres incorruptos, Esplendor cercano, sin sol... más Contigo.

Letras de amores neuróticos

Locuras, hondas incomprensibilidades, Sonatas de amor que vienen de lo eterno, Cómo montadas en plumas de poetas, Locuras que huelen a amor y gracia. Son cielos pintados en murales de carne, Cadenas que se rompen con el bullicio de una hoja, Como   barquitos serenos de papel madera, Que refugian al menesteroso y al niño. No he de entender locuras si no las amara, Pero es de locos amar lo incomprensible, Y sabiendo que soy necio si no te abrazo, Me arrojo a tus letras como un neurótico. Tanta eternidad me amas y lo habías escrito, Y yo lo ignoraba, y no lo comprendo, Porque de caminar tus letras me embriagué esta noche, Y descanso en calma porque te contemplo. Son tus escritos como notas de viñedos, Como esculturas de artistas alados, Porque saben a un perfume de gozo, Y revelan la perfección del cincel eterno.

Ajenjos

Quién pudiera cantar mi canción quién se sentará a llorar mi duelo, Si cuando río mis ojos se ponen tristes, Y el dolor se sublima en mis pupilas. Quién se arrimará a mi mesa y escuchara, Cuando mis notas palidecen en lo débil, Si de esperar alegrías se alargó el invierno, Y las ausencias son la leña de mi alma. Quién puede ser tan cruel que me obligue a reír, Cuando se estremece mi pecho de ajenjos, Si al mirar fotogramas por mi ventana, Me golpean los años y las noches. Como un niño que imagina mundos y planetas, que eleva su avioncito de papel de revista, Vuelan mis nostalgias y vuelven a mi cama, Cuando se cierran mis ojos y sigo despierto. Han pasado siglos y he permanecido inmóvil, Saludando alegrías indiferentes, Se han grabado en mi carne tantos sueños, Y sigo despierto esperando en Ti.

Jazmines

Quiero labrar mi carne con tu música Oír tus tamboriles danzando desde lejanas tierras, Como viniendo envueltos en aroma de jazmines, Así te anhela mi carne y mi aliento. Si pudiera cantarte, si estuviera a mi alcance, Como Tú lo haces a mi sangre desde siglos, Si conociera tu escuela, tus partituras, No entrarían en el tiempo mis melodías. Es que entre tambores y cuerdas me arrullas, Y yo calmo pienso en ti y me sereno, Porque al sentir el rozar de tus alas en mi pecho, Mi alma se aquieta y se abriga. Son armonías que viajan en lo eterno, Bellos golpecitos que huelen a madera, Trabajo de artesano, sabio Maestro, Que entiendes de consuelos y de quebrantos. Quiero sentarme al pie de tus cantores, Saciarme de tus dulces poemas de amores, Cerrar mis párpados y ver tu mirada, Despertar al alba y que no te hayas marchado.

Ahogos y Desahogos

Hay ahogos que inundan el alma, torrentes caudalosos, brumas, agonías, Son tristezas, son lágrimas , son soledades, Son indiferencia, son traiciones, son humanos. Pero hay ríos que desahogan la pena, que inundan de calma la noche tormentosa, Son aguas profundas pero como brisas, Son ecos de amores de tiempos eternos. Es que en la lejanía de nuestra inexistencia, Ya existía La Luz y la armonía, Y aún cuando yo no era Tú ya me querías, Y mi embrión te vislumbró y no lo entendía. Y a la hora de querer continuar mi viaje, Y ver que el camino se ha vuelto estrecho, Pienso en la fidelidad de un amor tan perfecto, Y se calman los torrentes de mi estrepitosa alma. Cuando las ansiedades colapsan mis venas, Y mis carne perece y pierde la fuerza, Miro hacia lo eterno y encuentro una roca, Que me ampara y me cubre, me abriga. Ha avanzado la noche y sólo miro el techo, Y lloro y no hay luces ni estrellas en mi cielo, Pero veo un resplando

Sobre cielos y letras

Qué dulzura destilan tus letras y yo no lo sabía, Cuan profundos tus cantares y tus caracolas, Si tan sólo un punto en tu ágil pluma, Dice mucho más que cien libros de Shakespeare. Como no acariciar tus omegas y tus jotas, Si son el pan de mis entrañas de barro, Como no embriagarme en la inspiración más bella, Si como en alas de ángeles las regalaste al hombre. Fueron tus videntes, profetas y cantores, Los que envolvieron tus letras en sus cántaros, Y la pequeña tilde la más elocuente, Cuando se eternizó en Tí y yo no lo sabía. Es así Tu voz y son así tus labios, Que saben a miel y huelen a viñedos, Que alimentan mi espíritu en la noche, Y cuando el desierto quema me sustentan. Y es amor Tu mirada hacia mi carne frágil, que en papiros me hablas y me refugias, Es así tu hablar tan bello y no distante, Pero tan sublime y alto y yo tan necio. Si mi lengua hilara algún discurso, No serían sino sólo vergonzosas incoherencias, Como

Fragilidad

Cuando perdí un amigo fue dura la llaga, ignorando   que Tú te sentarías a mi mesa. Cuando empobrecí de bienes me llené de angustias, Pero no escatimaste en descubrirme tus bellezas. Mi salud se volvió frágil y se doblaron mis manos, Mi trabajar fue lento y naufragó en ahogos, La noche fue de una luna a una luciérnaga, Y desconocí tanto más, que no entendía. Mi compañía era la Luz de una tenue fe, Mi esperanza era abismal pero tan pequeña, Ignoraba que en un universo tan infinito, cabalgabas y al tiempo me protegías. Comprendi mi ignorancia y mi arrogancia, Cuando contemple tu gracia y tu soberanía, Cuando de recorrer reinos y pequeños pueblos, Te descubrí en una barca y en un trono. Sobre caballitos de mares rodeados de perlas, Cabalgo mi alma al ver tus grandezas, Y sobre luminarias en galaxias muy distantes, me imaginé contigo siendo yo un mendigo. Han salido las estrellas y vislumbro la luna, Y recorro las rutas bajo tu som

¿Me amas?

Siéntate a mi mesa oh Maestro, Toma el pescado y bebe nuestro vino, La noche fue tan larga y desmallábamos, Pero llegaste a tiempo y no nos fuimos. No me preguntes de amor, no tiene caso, Si me conoces de antaño y no te has ido, Si sabiéndolo todo aún te has reclinado, Y tu pecho fue el abrazo de un amigo. ¿Por qué insistes de nuevo sobre cariños? No se compara tu amor con nuestro barro, Ya deja tus preguntas no me inquietes, Que ya sabes de ello, bebe el vino. Cuéntanos de los mares y las olas, ¿Cómo es que te obedecen esos seres? Por favor no insistas sobre amores, Que mi fragilidad de barro no lo entiende. ¿Por qué siendo yo tan débil me has amado? ¿Por qué siendo tu tan grande has venido? ¿Porqué si te he negado has regresado? Ya no comprendo Maestro lo que quieres. La cena ya está lista no sigas preguntando, ¿Porqué hablar ahora si te amo? Tú ya lo sabes todo, recemos y comamos, Huele rico el pescado que has as

Desde el Alfa

No era yo nada y ahí estabas tú, No sé si era carne y ya me habías formado, Me elegiste en la nada y entre muchos, Me arrullaste en tus brazos y pude oír “no temas”. Cuando viste la sequedad de mi barro, Cuando se quiebro mi ser árido y frágil, Reverdecieron renuevos en Tu templo, Y Tu Espíritu fue mi manantial bendito. Era brizna de hierba mojada de rocío, Y me volví sauce y bebí de tus ríos, Se extendieron mis ramas y nacieron mis hojas, Y se volvieron perfume para tu trono. No era nada, no veía la luz, y Tú ya estabas, Pasé a la eternidad y me habías redimido, Siendo esclavo de un tirano me llevaste a tu reino, Y fuiste mi Rey y Dios eterno. Me llamaste a tus aguas y abriste tus papiros, Me declaraste Tu pacto y tus caminos, Me dijiste “no temas” y fui tu testigo, Y hoy eres mi Dios cual no hay ninguno. (Basado en Isaías44:1-8).